domingo, 25 de agosto de 2013

Pasado, pesado.

Tanto camino detrás de uno. Tanto camino del que sería bueno salir.
Tanto pasado... no hace falta que corran años para que lo sea; hasta la última palabra que acabo de escribir y vos acabás de leer, lo es. Porque ya pasó.
Tantas cosas de las que no te arrepentís (¿O sí?), pero que te gustarían olvidar... sólo para sacar un poco de peso  de tu cabeza. Aún así, ahí están. Siguen pasando, y pasando, mientras más cosas pasan a acumularse. Pasan, pasan. Entran y se quedan, aunque no estén invitadas. ¿Cuándo se irán? A veces quiero sólo no pensar, no analizar nada de lo que pasa. Que sólo lo hagan y ya, sin quedarse. Porque las cosas que pasan, deberían quedarse donde pasaron. No en mí. No las quiero. 
Es que, aunque esté visualizando algo bueno, termino cayendo en la parte más baja de mi mente. ¿Por qué tiene que pasar eso? ¿Por qué no puedo manejarlo? Se supone que debería poder controlar lo que es mío... pero, acá estoy; no avanzo en ningún aspecto de mí. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario