sábado, 29 de marzo de 2014

Compañía.

Es hermoso tener una persona con la cual sientas tal comodidad de comportarte como cuando estás solo.
O casi. Todos reservamos algo.
Pero el sentimiento de no tener necesidad de ocultarse es divino. Sobre todo si nunca lo sentiste con anterioridad.
Querés hacer o decir locuras, tonterías, lo hacés. Querés contar algo, serio, divertido, lo que sea, lo hacés. No reservarse comentarios. También llorar, si así lo querés... en fin, ser uno.
Reírse de las mismas cosas. Entenderlas de la misma manera.
Hablar con la mirada. Tener tu propio vocabulario.
Conocerse, no sólo al otro, sino a uno mismo.
No saber quién eras, hasta encontrar a ese alguien.
Compartir momentos, proyectos y, lo más importante, sueños.
En fin, no sentirse solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario